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Perlas
“Es difícil de aceptar, pero la vida es eso”, dice mirando la taza vacía como si pensara en voz alta: “Venimos sin nada, nos vamos sin nada y en el medio luchamos por algo absurdo. ¿Qué nos queda?”. Sonríe. “Disfrutar el momento. Por eso, para mí, llegar a la meta es un instante único. El instante en el que puedo gritar: ‘Lo logré. Estoy vivo”.
Juan Gabriel Gutierrez. Ultramaratoniano.
Artículo aparecido en el país
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Quiero quedarme, detenerme, parar. Justo en el término medio, en el centro. Cuando se avance diez, yo llegaré al cinco. Cuando sea veinte amarraré el diez y así sucesivamente. Las mitades a las que me aferro serán los recuerdos, pensamientos y añoranzas de un pasado que quiero que siga siendo un presente. Que nunca deshabiten mi memoria para sentir de dónde soy y cual es mi historia. Historias de vida muy mal contadas, con palabras simples, cortas y sencillas que narran vidas.

Nos damos cuenta. ¿o todavía no?
Pues se nos acabaron las prisas. Ya llevamos unas semanas confinados-as y aquí estamos. Pues parece que todas las prisas que teníamos no eran tan importantes como pensábamos. Las circunstancias del virus, del miedo, del pánico, de la muerte a chorretones hace que decidamos parar, recluirnos, escondernos y escabullirnos dentro de nuestras moradas para los más afortunados.
Ahora toca el tiempo de tocar un instrumento, garabatear un dibujo o pintura y volver a escuchar a los pajaritos como es mi caso ahora mismo. Todo se ha detenido. Estamos descubriendo la importancia del silencio al que algunas personas ya habían hecho referencia hace mucho tiempo. Los animales están encantados, el clima está encantado, los repartidores están encantados y un largo etc.
Nos estamos dando cuenta que la vida es algo más que las prisas, que el movimiento de masas y mercancías etc. La vida sigue sin fútbol, ni muchas de las cosas que eran impensables que desaparecerían por unos días, meses quizás.
Relojes
Fuente: Revista Cuerpo y Mente
Vivimos rápido
Vivimos esperando
a que la vida nos espere.
La vida es lenta, muy lenta,
y nosotros vamos rápido, muy rápido.
Comemos rápido,
hablamos rápido y dormimos rápido,
mientras la vida no entiende
de esos espacios temporales estresados.
La vida es eso que pasa
mientras nosotros corremos.
Vivimos esperando el momento perfecto.
Ese momento donde nos preocupamos más
por lo material que por nosotros mismos.
Vivimos esperando
que la jornada termine para llegar a casa,
vivimos esperando que sea viernes
(olvidando que el que no es feliz un miércoles
tampoco lo será el fin de semana).
Vivimos esperando que lleguen los puentes,
las vacaciones, el verano.
Vivimos esperando que pase algo,
y lo único que pasa
es la vida.
Autor: Por mí desconocido.
Una vida más yin
Lo sencillo que es ser feliz
Aparecieron en vida estas líneas que demostraban que a veces nos complicamos la existencia. De todas las afirmaciones que siguen a continuación cuáles hace falta hacerlas a toda prisa.
Siempre le digo a mis hijos que rápido sólo los 100 metros lisos.
Beber un vaso de agua cuando tienes sed. www.unadeagua.es
Besar a tus seres queridos y abrazarlos.
Divisar el faro marcando caminos de ilusión.
Comprender que el horizonte no se alcanza pero que siempre está.
Ver las estrellas en una noche clara.
Comer cuando tienes hambre.
Abrigarte en el invierno.
Oler los cuadernos y libros nuevos.
Reír en una reunión o con un contertulio con el que se está cómodo.
Subir una cuesta y mirar atrás comprobando que llegaste a esa cima.
Abrazar a un árbol.
Ducharse. cantar.
Desahogar tu vejiga.
Sentarse cuando estás cansado.
Pasear al lado de un río entre bosques.
Besar y acariciar al ser amado…
Esas pequeñas sensaciones suman la felicidad, ese bienestar que apenas valoramos y que llena nuestra vida; sin embargo los obviamos ante un mal momento.
La estética es un valor y afirmo que no se puede valorar rápidamente.
Ha caído en mis manos esta vez un artículo sobre la estética en la empresa. Es cierto que las cosas no caen del cielo, ¿o tal vez sí?, bueno la cuestión es que me ha llamado la atención como el autor, Rafael Elvira en Dimensiones estéticas de la empresa que aparece en la publicación Cuadernos de Empresa y Humanismo, nº 67, hace referencia a como tratamos a las personas, a las formas… ¿y no os parece que para esa dulzura de trato exquisito hace falta tiempo?
Artículo entero. Aquí.
Con respecto al primer punto, son los franceses los que nos han recordado que “el estilo
es el hombre”. No basta la buena intención moral en el trato con las personas. Si de
verdad consideramos que cada persona vale un mundo, hemos de tratarle con cortesía,
con elegancia; hemos de envolver nuestro trato con los demás al menos con tanta
delicadeza como envolvemos los productos para la venta.
Una sonrisa, un agradecimiento bien expresado, o una disculpa bien solicitada,
valen un mundo. Cada gesto es un universo significativo. La estética del comportamiento
son las formas. Sin formas sociales el trato es inhumano y se acaba destruyendo la
misma sociedad. La excesiva inmediatez en el trato, típica de nuestros días, es prueba de
rudeza de formas, de que no hemos tomado una actitud contemplativa ante la otra
persona, de que -en suma- no le hemos dado valor.
Vida lenta en todo.
Ha caído en mis manos un boletín de: reprograma tu mente y adelgaza. Y tras leerlo con detenimiento destaco a continuación algunos consejos que dan. ¿Podría ser esto vida lenta?
En resumen…
- Come conscientemente, como un ritual, dedicándole, al menos 20 minutos.
- Mastica hasta que la comida se haga líquida. La digestión empieza en tu boca.
- Se consciente de tu respiración ya que te ayuda a conectar (cuerpo, mente y emociones) y a estar más presente.
- Come lentamente, despacio, “slow”, tranquilamente…
- Come en un lugar adecuado, agradable y en una silla. No te lleves los malos rollos a la mesa.
- Come sin distracciones (como la tele, el móvil, un libro, las redessociales…). Si al principio te cuesta comer en ese silencio, puedes poner una música bonita de fondo.
- Saborea y disfruta de cada bocado, ya sea de una manzana o del mejor plato de un restaurante con tres estrellas Michelín.
- Entre bocado y bocado, deja los cubiertos en el plato.
- Termina cuando no tengas más hambre aunque haya comida en el plato.
- Cada vez que comas, pregúntate: ¿Para qué como? si es por aburrimiento, soledad, cansancio, un día duro… y la comida es tu recompensa, resuelve el problema de manera diferente.
- Distingue entre sed y hambre. Si no es la hora, antes de lanzarte a comer, bebe primero agua, una infusión o café.
- Si comes en compañía, acaba de comer siempre en último lugar.
- Ten siempre pensamientos positivos y foco en lo que sí quieres.
Imagínate cómo quieres verte y sentirte.