Verano del 2016. Hace calor, mucho calor. Y por fin, hace silencio, mucho silencio. Imagino que no lo sabéis y por eso os lo cuento. Yo leo muy poco y lo poco que leo lo eternizo. Pero es una sensación que me gusta saber que tengo ahí, escondido que me aguarda. Como si fuera un secreto mío y para mí. Ahora llevo leyendo, desde hace muchos meses, Biografía del Silencio de Pablo d’Ors, apenas tiene 100 páginas dentro de un libro minúsculo.
Esto como introducción a lo que verdaderamente me atañe y es darle un poco de vida a este blog. Y es que cada vez me doy más cuenta de la necesidad de frenar. Este verano está siendo bonito, he viajado con la familia a Lisboa y me he prometido que tengo que regresar todos los años unos pocos de días. Es una ciudad con una luz especial, con un encanto especial. La decadencia de sus edificaciones, unida a la serenidad de sus calles y habitantes propicia que la defina como la ciudad lenta dentro de las capitales. Todo esto son sensaciones, emociones y para nada ciencia exacta. Decía Pablo que las emociones no son más que la combinación de determinadas sensaciones corporales con determinados pensamientos. (pág.68) Y probablemente me pase a mí eso con Lisboa….continuará…